El acercamiento de China a Panamá es un tema que ha llamado la atención en Estados Unidos, ya que Panamá ha sido considerado durante mucho tiempo como un aliado clave en América Latina para los intereses estadounidenses. Este acercamiento implica una mayor cooperación y relaciones más estrechas entre China y Panamá en diferentes ámbitos, como el comercio, la inversión y la diplomacia.
Estados Unidos ha expresado cierta preocupación por este acercamiento, ya que ve a China como una potencia rival que está buscando expandir su influencia en la región. Estados Unidos ha sido tradicionalmente el socio más fuerte de Panamá, especialmente debido a la importancia estratégica del Canal de Panamá para el comercio mundial y la seguridad marítima.
El acercamiento de China a Panamá ha generado interrogantes sobre cómo esto podría afectar la relación de Panamá con Estados Unidos y si podría haber un cambio en el equilibrio de poder en la región. Estados Unidos ha expresado su interés en mantener y fortalecer su relación con Panamá, y ha buscado reafirmar su compromiso con el país a través de la cooperación en temas como la seguridad, el comercio y el desarrollo económico.
Algunos expertos sostienen que el acercamiento de China a Panamá podría brindar beneficios económicos para el país centroamericano, al atraer inversiones y promover el crecimiento económico. Sin embargo, también señalan la importancia de que Panamá mantenga un equilibrio en sus relaciones internacionales y que pueda aprovechar las oportunidades que ofrece tanto China como Estados Unidos.
El Auge de Proyectos: Panamá y su Relación con China
En mayo de 2022, el presidente panameño, Cortizo, destacó la importancia de Estados Unidos como el socio más estratégico de Panamá. Sin embargo, también señaló que China se había convertido en el segundo usuario principal del Canal de Panamá, lo que muestra su creciente influencia en la región.
El embajador chino en Panamá, Wei Qiang, ha reiterado en varias ocasiones el interés especial de China en la región, especialmente en sectores como energía, minería, recursos naturales y comercio. Esto ha llevado a un aumento en los proyectos de infraestructura chinos en la zona del canal en los últimos años.
El presidente panameño ha demostrado su compromiso de reiniciar las negociaciones con China sobre un acuerdo de libre comercio, lo cual representa una oportunidad para fortalecer aún más las relaciones económicas entre ambos países.
El cambio en la relación entre Panamá y China se inició durante la administración del expresidente Juan Carlos Varela. En junio de 2017, Panamá rompió sus lazos diplomáticos de larga data con Taiwán para establecer relaciones con China. El gobierno panameño reconoció que solo existe una China y consideró a Taiwán como parte de ella.
Este cambio diplomático atrajo la visita oficial del presidente chino, Xi Jinping, a Panamá en diciembre de 2018, demostrando la importancia que China otorga a esta relación.
Es importante tener en cuenta que tanto China como Taiwán insisten en que los países no pueden reconocer a ambos. China considera a Taiwán como una provincia separatista.
En conclusión, Panamá ha experimentado un cambio significativo en su relación con China, lo que ha llevado a un aumento en los proyectos de infraestructura y una mayor cooperación económica entre ambos países. Este viraje representa una nueva dinámica en la región y será interesante observar cómo evoluciona esta relación en el futuro.
De Panamá al Resto de América Latina: El Impacto del Acercamiento de China

La creciente relación entre China y Panamá ha tenido repercusiones no solo a nivel local, sino también en el resto de América Latina. China ha adoptado una política de inversión agresiva en lugares clave de la economía panameña, aprovechando la posición geográfica estratégica del país como un importante nodo en el sistema de comercio global.
La mitad de las casi 40 empresas chinas establecidas en Panamá se han acogido a la ley de régimen especial, convirtiendo al país en su centro de reexportación regional. Desde Panamá, envían una amplia gama de productos chinos, como electrodomésticos, ropa, artículos para el hogar y, especialmente, medicamentos, a todo el resto de América Latina. La Zona Libre de Colón se ha convertido en un centro logístico crucial para estas operaciones.
Recientemente, China ha dado un paso más y ha comenzado a fabricar automóviles en Panamá, con la intención de distribuirlos en toda la región latinoamericana.
Sin embargo, la creciente presencia de China en Panamá ha generado preocupación en Washington. Aunque Estados Unidos ha expresado su inquietud por los riesgos estratégicos que esta situación plantea, hasta el momento sus acciones concretas han sido limitadas. Panamá, por su parte, busca obtener más recursos para hacer frente a los crecientes flujos migratorios provenientes de América del Sur, y es en este punto donde la posición de Estados Unidos parece no haber tenido un impacto significativo.
Según el profesor Carlos Guevara Mann, especialista en ciencias políticas y director de la maestría en Asuntos Internacionales de la Universidad Estatal de Florida en Panamá, Estados Unidos necesita adoptar una postura más proactiva frente a la creciente influencia china en la región. Hasta ahora, la respuesta de Estados Unidos ha sido principalmente advertir sobre los riesgos estratégicos, pero es necesario tomar medidas más efectivas para contrarrestar la presencia china en Panamá y sus implicaciones en toda América Latina.
En conclusión, el acercamiento de China a Panamá no solo tiene un impacto local, sino que también se extiende al resto de América Latina. La creciente presencia china en Panamá como centro de reexportación y su expansión hacia otros sectores económicos tienen implicaciones estratégicas y comerciales en toda la región. Estados Unidos enfrenta el desafío de responder a esta situación de manera más efectiva y buscar mantener su posición como aliado clave en América Latina.
¡Ojo con China! El Juego Estratégico en Panamá
El avance de China en Panamá ha encendido las alarmas en Estados Unidos, pero parece que no están tomando medidas para frenar esta influencia creciente. Aunque se quejan de la presencia china, más allá de las palabras no hacen nada para contrarrestarla, según afirma el profesor Euclides Tapia de la Universidad de Panamá.
Durante un tiempo, altos funcionarios estadounidenses realizaron visitas a Panamá para transmitir un mensaje de precaución a los panameños. Advierten que China promete mucho, pero no cumple sus promesas o, en el caso de cumplirlas, lo hace imponiendo condiciones peligrosas a largo plazo. Este ha sido el discurso predominante por parte de Estados Unidos.
El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, expresó al periódico Financial Times su preocupación por la falta de respaldo económico por parte de Estados Unidos. Aunque los discursos son bonitos, Cortizo insta a que se refuercen las promesas de apoyo económico.
Desde que Cortizo asumió la presidencia, ha decidido detener algunos de los proyectos firmados por su predecesor con China, como la construcción de un cuarto puente sobre el Canal de Panamá, para reevaluar los términos del acuerdo.
Panamá se encuentra en una situación delicada, intentando navegar entre Estados Unidos y la República Popular China, buscando obtener beneficios de ambos y mantener buenas relaciones. Evan Ellis, investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, destaca la importancia de tomar decisiones inteligentes en esta situación.
Estados Unidos está preocupado e incómodo con el avance de China y su impacto en su capacidad de promover la democracia, los derechos humanos y su relación con los países de la región, según Ellis, quien trabajó en el Departamento de Estado durante la administración Trump.
En conclusión, el juego estratégico en Panamá entre Estados Unidos y China ha llevado a una situación de precaución y preocupación. Estados Unidos necesita tomar medidas más efectivas para contrarrestar la influencia china, mientras que Panamá busca equilibrar sus relaciones y obtener beneficios de ambas potencias. La toma de decisiones inteligentes será clave para proteger los intereses a largo plazo de Panamá y la región. ¡El escenario sigue en movimiento!
El Desafío de Panamá: Navegando entre la Competencia Global

Panamá se encuentra en una encrucijada estratégica, en medio de la competencia entre Estados Unidos y China en el ámbito de los servicios financieros y bancarios. Si bien existe cierta incomodidad por parte de Estados Unidos respecto al acercamiento de Panamá a China, no se está impidiendo que otros países realicen negocios con el gigante asiático, según afirma el profesor Evan Ellis.
Desde la perspectiva estadounidense, se argumenta que es preferible realizar negocios en un entorno de transparencia, estado de derecho e igualdad de condiciones, que garantice la existencia de contratos sólidos y beneficiosos para todas las partes involucradas.
Uno de los mayores riesgos, según Ellis, es que un futuro gobierno panameño, motivado por la ideología o intereses particulares de sus élites, pueda alejarse de la transparencia y la buena gobernabilidad, utilizando a China como una herramienta para proteger su autonomía política y obtener ganancias ilícitas a expensas de Washington.
Los expertos señalan que Panamá posee una plataforma de servicios financieros y bancarios que resulta atractiva para China. Estos lazos más estrechos brindan a China una posición privilegiada en un país estratégicamente importante, permitiéndole establecer vínculos con las autoridades locales, los usuarios internacionales del canal y promover sus intereses, incluso a través de la migración de ciudadanos chinos hacia la próspera Zona Libre de Colón.
Algunos consideran que Panamá debe aprovechar la rivalidad entre Estados Unidos y China en beneficio propio. Venicia Chang Monterrey, especialista en Derechos Humanos y profesora de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, sostiene que América Latina y Panamá deben capitalizar este momento de competencia entre las dos economías más grandes del mundo. Sin embargo, navegar entre dos aguas no será una tarea fácil para el país, ya que se enfrenta al dilema de atraer inversiones o enfadar a un antiguo aliado.
Panamá se encuentra en un escenario desafiante y estratégico. Deberá tomar decisiones sabias y equilibradas para proteger sus intereses a largo plazo, manteniendo relaciones positivas tanto con Estados Unidos como con China. La competencia global está en marcha, y Panamá busca encontrar su camino en este juego de intereses y oportunidades. La historia se sigue escribiendo y el futuro de los servicios financieros y bancarios en el país está en juego.
Quien financia el canal de panama
El Canal de Panamá fue financiado por los Estados Unidos. Originalmente, el proyecto del canal fue iniciado por Francia en 1881 bajo la dirección de Ferdinand de Lesseps, pero debido a desafíos técnicos y problemas de salud, el proyecto francés fracasó en 1889. Después de esto, los Estados Unidos tomaron la iniciativa de construir el canal.
En 1903, Panamá se separó de Colombia y se convirtió en un país independiente. Poco después, el nuevo gobierno panameño firmó el Tratado Hay-Bunau Varilla con los Estados Unidos, otorgando a los Estados Unidos el control exclusivo de una franja de tierra para la construcción del canal. Como parte de este tratado, se acordó que los Estados Unidos financiarían y construirían el canal.
Bajo el liderazgo del presidente Theodore Roosevelt, los Estados Unidos asumieron la responsabilidad de construir el Canal de Panamá. La construcción comenzó en 1904 y se completó en 1914. Durante este período, se enfrentaron numerosos desafíos, como enfermedades tropicales, dificultades técnicas y problemas logísticos.
La financiación del proyecto provino del gobierno de los Estados Unidos, que destinó fondos significativos para la construcción del canal. Además, se emitieron bonos para recaudar dinero adicional. En total, se estima que los Estados Unidos gastaron alrededor de 375 millones de dólares en la construcción del Canal de Panamá.
En 1999, el control del canal fue transferido a Panamá como resultado de los tratados Torrijos-Carter. Desde entonces, el gobierno panameño ha sido responsable de la administración y operación del canal, así como de las mejoras y expansiones realizadas en los años posteriores.